Este texto es un extracto de la conferencia que di en la Shanghai Tower durante mi residencia en la Universidad de Arte de Shanghai en el Public Art Cordination Center. En la presentación intenté describir el origen de mi proyecto de joyería de porcelana y algunos de los fundamentos estéticos y conceptuales que están por detrás de esta búsqueda. Si les interesa conocer en profundidad este proceso creativo los invito a leer esta presentación.

Cuando me preguntan cuál es mi fuente de inspiración inmediatamente pienso en la naturaleza, pero no pienso en un bosque o una playa, sino que vienen a mi mente algunas imágenes en particular que tienen un mayor impacto en mí. Imágenes que retratan a la naturaleza en tensión con la civilización que para mí son muy poderosas.

La primera es una imagen que vi por las noticias en la televisión un par de años atrás pero que todavía recuerdo, un puma, que es un felino americano tan grande como un león, aparece de improviso en una estación de servicio en una ciudad pequeña del sur de argentina, da un paseo por entre los clientes que comían su almuerzo y se va.

La siguiente escena es una escena que vi hace algunos años una madrugada en Berlín. Volvía caminando de madrugada hacia la estación de tren cuando veo desde lejos un zorro parado en el anden estaba solo en la estación vacía y como un pasajero más esperaba el siguiente tren. Estas son para mi imágenes profundamente conmovedoras, son escenas fuertemente poéticas como sacadas de una novela de realismo mágico latinoamericano, pero son reales.

De alguna forma yo me siento identificada con los animales que las protagonizan. Pero, ¿por qué? ¿Será que como estos animales estoy en un entorno que no es el mío? ¿Estoy fuera de contexto? Así llega la pregunta sobre la identidad, sobre el origen.

Para mi esta búsqueda de identidad está relacionada con como pensamos que somos nosotros. Como los Uruguayos y también una parte de los Argentinos construimos nuestra propia imagen, y nos auto percibimos después de tomar algo de perspectiva.

Uruguay y Argentina son dos países en el sur de Sudamérica, que tienen en las ciudades puerto, que son sus capitales, una mayoría de población descendiente de inmigrantes europeos. Pero el resto de Sudamérica no es así. El resto de Sudamérica se caracteriza por la mezcla cultural y étnica entre los descendientes de los pueblos originarios, los descendientes de los negros africanos que llegaron como esclavos y los descendientes como nosotros de los españoles e italianos que colonizaron o migraron posteriormente a nuestros países. Pero estos últimos son la minoría, así que yo vengo de una parte particular de Sudamérica que se considera casi europea. Y crecemos y nos educamos con una fuerte influencia europeizante, creyendo que la producción cultural de Europa y más recientemente también de Estados Unidos es la que realmente tiene valor.

Así que tuve en un momento la oportunidad de viajar y de intentar permanecer, estudiar y trabajar en Europa. Y me fue muy mal. Y fue entonces cuando muy a mi pesar, y después de muchos episodios de discriminación entendí que no era europea. Yo nunca lo había imaginado, pero yo no era una mujer blanca. Fue en Alemania en medio de estas experiencias que empecé a hacer ilustraciones sobre fauna sudamericana, sobre los animales de los países de América del Sur. Y también fue entonces que decidí que todo lo que hiciera de ahí en más tendría que ver con necesariamente con mi origen.

A los 15 años comencé a formarme en el oficio de la cerámica y a pesar de ser tan joven me dediqué muy seriamente a dos campos, la alfarería y la investigación sobre pastas y esmaltes de gres que yo misma formulaba. Así que siendo muy joven tuve una producción de piezas utilitarias de gres con un diseño minimalista que comercializaba en Montevideo. Después de graduarme en comunicación y fotografía, me alejé por un tiempo de la cerámica y la actividad fotográfica para publicidad se volvió mi principal actividad laboral.  Pero siempre sentí que tenía que volver a hacer algo relacionado con la materia.

Yo ya había trabajado mucho con pastas de alta temperatura y siempre tuve esta noción sobre el material, que es que la arcilla para porcelana o gres mediante la acción del fuego se convierte en una suerte de piedra o gema. Los materiales presentes en la arcilla: alúmina, feldespato, cuarzo, al ser llevados a altas temperaturas comienzan a fundirse, se hacen por lo tanto más densos y más duros, se produce un proceso de cristalización como con el vidrio. Por lo tanto, estos materiales tienen un sonido cristalino y la apariencia de una piedra. Es realmente hermoso.

Y si además de eso le agregamos un metal noble como el oro. Un metal noble pero que podemos pintar con un pincel gracias a una técnica que es de origen chino que es la decoración de porcelana con lustres metálico. Para mi eso ya es una joya!

Como síntesis de mi trabajo elegí al zorro porque es un animal que en esta búsqueda de identidades representa la tensión entre lo salvaje y la civilización de una forma excepcional. Se adapta a todos los medios. Y siempre esta asociado a los entornos suburbanos próximos a las granjas y a la gente. El zorro ha encarnado en el folklore universal, a una suerte de Robin Hood animal. Ladronzuelo por necesidad, que se ve obligado a la marginalidad pero que es un personaje pícaro, entrañable y muy popular. Y con ese carácter aparece en historias de Europa y toda América.

El zorro sin embargo es casi “civilizado” sobrevive buscando oportunidades en las fronteras de la civilización. Quienes provenimos de países como Uruguay de alguna forma, vivimos en esa frontera entre la América salvaje y la Europa civilizada, no somos ni “lobos” ni “perros”, somos zorros.

Mis animales hechos joyas espero logren al menos sugerir una aproximación estética a todas estas nociones.